¿Cuántos ítems tienes ahora mismo en tu Product Backlog? ¿100? ¿300? ¿Más de 500?

Si eres como la mayoría de los Product Owners, es probable que tengas una larga cola de funcionalidades, bugs menores y «buenas ideas» que llevan meses (o años) acumulando polvo digital. Nos decimos a nosotros mismos: «No lo voy a borrar, quizás lo necesitemos en el futuro».

Pero aquí está la dura verdad: Un backlog lleno no es señal de un producto rico en ideas; es señal de falta de decisión.

Hoy vamos a hablar de por qué tu backlog no debería ser un almacén infinito y cómo la higiene de tus tickets es vital para la salud mental de tu equipo.

El síndrome del «Diógenes Digital»

En el mundo del desarrollo de software, tendemos a tratar el backlog como un cajón de sastre. Cada vez que un stakeholder tiene una idea, un usuario reporta una molestia menor o al equipo se le ocurre una optimización, va al backlog.

El problema es que tratamos esas ideas como si fueran activos (cosas de valor que poseemos), cuando en realidad, en términos de Lean, el inventario acumulado es desperdicio.

Un backlog con 500 tickets genera:

  1. Carga Cognitiva: Cada vez que entras a priorizar, tienes que filtrar mentalmente cientos de cosas irrelevantes para encontrar las joyas.
  2. Falsas Expectativas: Tener un ticket creado le dice al stakeholder: «Está en la lista, algún día lo haremos». Si no lo vas a hacer en los próximos 3 meses, estás mintiendo por omisión.
  3. Obsolescencia: Una historia de usuario escrita hace 8 meses probablemente ya no sirva. El mercado cambió, la tecnología cambió o el problema ya no existe.

La diferencia entre «Backlog» y «Archivo»

El Product Backlog debe ser una lista viva, dinámica y, sobre todo, corta. Debe contener únicamente el trabajo que has comprometido o que estás analizando activamente para el futuro cercano.

Todo lo demás no pertenece al Backlog.

¿Qué hacer con las ideas que «podrían» ser buenas?

Aquí es donde muchos POs sienten pánico. «¿Y si borro esa idea genial y luego se me olvida?».

La realidad es que si una idea es realmente importante, volverá. Volverá a surgir en una entrevista con clientes, volverá a aparecer en los datos o un stakeholder volverá a pedirla. Si borras un ticket y nadie lo menciona en 6 meses, hiciste lo correcto.

3 Estrategias para limpiar tu Backlog hoy mismo

Si estás listo para dejar de ser un bibliotecario de tickets y empezar a ser un gestor de producto, prueba estas tácticas:

1. La regla de caducidad (The Expiration Date)

Aplica un filtro: Cualquier ticket con más de 6 meses de antigüedad que no se haya tocado, se cierra. No lo pienses demasiado. Si en medio año no fue prioritario, no lo es ahora. Puedes añadir una etiqueta cerrado-por-antiguedad si te da seguridad psicológica, pero sácalo de la vista activa.

2. El límite WIP del Backlog

Igual que limitamos el Work In Progress en el tablero Kanban, limita tu backlog. Ponte una norma: «Mi backlog no tendrá más de 50 ítems». Si quieres meter una idea nueva (la número 51), estás obligado a eliminar o archivar una de las existentes. Esto te fuerza a priorizar de verdad.

3. Crea un «Icebox» (o Nevera)

Si tu herramienta lo permite (Jira, Azure DevOps), crea un estado o un proyecto separado llamado «Icebox». Mueve allí todo lo que no vayas a hacer en los próximos 3 Sprints.

  • Regla de oro: Nunca revises el Icebox a menos que te quedes sin ideas (lo cual es imposible en producto). El Icebox es donde las ideas van a morir dignamente sin que sientas culpa.

Conclusión: Menos es más velocidad

Un backlog limpio y corto da foco al equipo de desarrollo. Les permite ver claramente hacia dónde va el producto sin el ruido de fondo de cientos de tareas pendientes.

Tu trabajo como Product Owner no es decir «Sí» y anotar el pedido. Tu trabajo es decir «No» (o «ahora no») para que lo que realmente importa se entregue con excelencia.

Reto de la semana: Entra a tu herramienta de gestión hoy mismo y elimina el 20% de los tickets más antiguos. Tu «yo» del futuro te lo agradecerá.