En el mundo actual, los productos digitales son esenciales para satisfacer las necesidades de los usuarios y mantenerse competitivo en el mercado.
Sin embargo, su desarrollo puede ser desafiante si no se cuenta con un enfoque estructurado y flexible.
Aquí es donde las metodologías ágiles, como Scrum y Kanban, se convierten en herramientas clave para garantizar un proceso eficiente y exitoso.
En este artículo, exploramos cómo utilizar Agile para desarrollar un producto digital, priorizar funcionalidades y validar ideas con entregas incrementales.
Uso de Scrum/Kanban en el ciclo de vida del producto digital
Scrum y Kanban son dos de los marcos más populares dentro de Agile.
Cada uno tiene sus particularidades, pero ambos se adaptan perfectamente al desarrollo de productos digitales.
- Scrum: Ideal para retos donde se requiere una planificación detallada y una estructura iterativa e incremental del trabajo. En Scrum, el ciclo de vida del producto se organiza en sprints, que son iteraciones cortas de tiempo (generalmente de máximo 4 semanas) en los que el equipo se enfoca entregar un conjunto específico de funcionalidades. Esto permite iterar rápidamente y adaptarse a los cambios que aparezcan.
- Kanban: Perfecto para retos que requieren flexibilidad y un enfoque continuo. Kanban utiliza tableros visuales para gestionar tareas, permitiendo al equipo trabajar de manera fluida y priorizar actividades según su importancia. Es especialmente útil para mantener un flujo constante de trabajo y evitar bloqueos.
Ambos enfoques comparten un objetivo común: maximizar el valor entregado al usuario final mientras se optimiza el tiempo y los recursos del equipo.
Priorización de funcionalidades usando el Product Backlog
El Product Backlog es el corazón del desarrollo ágil.
Se trata de una lista dinámica ordenada de más importante a menos importante que contiene todas las funcionalidades, mejoras y tareas necesarias para construir el producto digital.
La clave está en ordenar las funcionalidades basándose en el valor que aportan al usuario y al negocio, siempre bajo el criterio del Product Owner.
El Product Owner juega un papel fundamental en esta etapa, ya que es el encargado de decidir qué es más importante y debe ser trabajado primero.
Algunas herramientas útiles para ordenar incluyen:
- Matriz de valor/esfuerzo: Evalúa el impacto de cada funcionalidad frente al esfuerzo necesario para desarrollarla.
- MoSCoW: Clasifica las tareas como «Must have» (imprescindibles), «Should have» (necesarias), «Could have» (opcionales) y «Won’t have» (descartadas por ahora).
Esta ordenación asegura que el equipo siempre trabaje en lo que genera mayor impacto.
Iteraciones y entregas incrementales para validar ideas
Una de las mayores ventajas de Agile es la capacidad de trabajar en iteraciones cortas y entregar incrementos de producto de manera constante.
En lugar de esperar meses para lanzar un producto completo, Agile permite validar ideas rápidamente mediante pequeños lanzamientos funcionales.
Por ejemplo:
- En cada sprint (Scrum) o ciclo continuo (Kanban), el equipo entrega una versión funcional del producto que puede ser probada por los usuarios.
- El feedback obtenido en cada entrega se utiliza para ajustar y mejorar el producto en las siguientes iteraciones.
Este enfoque no solo reduce riesgos, sino que también asegura que el producto evolucione en línea con las necesidades reales del mercado.
Conclusión
El desarrollo de un producto digital con Agile es un proceso dinámico y centrado en el usuario.
Al utilizar marcos como Scrum o Kanban, priorizar funcionalidades con el Product Backlog y trabajar en iteraciones, las empresas pueden garantizar que su producto no solo sea funcional, sino que también responda a las expectativas de los usuarios.
Agile no solo acelera el desarrollo, sino que también fomenta la innovación y la adaptabilidad, dos factores esenciales en el mundo digital actual.
